Alguna vez has sentido que el
universo se confabula para darte un mal día? Que pareciera que ese dia una
fuerza superior ha decidido poner a prueba tu santa paciencia?
Aquel dia muy temprano, cuando
estaba a punto de terminar mi rutina alrededor del Pentagonito, vi a un taxista
estacionado en el carril bici estorbando el paso de la gran cantidad de
ciclistas y corredores que hay a esas horas, sin que nadie le haga ver que su desatinada
conducta contrastaba con las reglas de convivencia (y de tránsito) que debe tener una sociedad racional y
sensata como la que somos.
Ante ello y dada mi poca correa a
la conchudez, como tantas otra veces sobreparé en la ventana del auto del
susodicho y le dije que no debía estacionar ahí porque era zona reservada para
las personas y vehículos no motorizados y que al lado nomás (a 4 metros) había
un estacionamiento gratuito en el cual podía ir a hacer sus cosas (dormir).
Como soy consciente que normalmente mi tono de voz es mas tosco de lo que quiero,
trato ahora exagerar un poco el tema con una sonrisa de lóbulo a lóbulo y con
una tonada de simpatía que, según yo, me asemeja a la Madre Teresa en sus
buenas épocas.
Sin embargo, y a pesar de mi cara
de Guasón de la antigua serie del Batman panzón interpretado por Adam West, la
colérica respuesta del susodicho no se hizo esperar, diciéndome que quien era
yo para darle órdenes, ni que yo fuera un policía, que a él nadie le decía lo
que tenia que hacer y que “mejor” siguiera mi camino. Ante tan pintoresca
respuesta, le repetí que en una sociedad pensante hay permisiones y
prohibiciones, reglas que todos debemos respetar asi no nos guste, ya que de lo
contrario seríamos como animalitos viviendo según la ley de la selva.
Dicho esto y para evitar oir la nueva
réplica del erudito caballero, probablemente no muy bien fundamentada y que seguro iba a hacer mella
en mi paz interior, decidí alejarme pensando en algo que lograra mantener al ras mi armonía interna ….

Cuando estoy a punto de llegar, ella extiende su mano derecha para que
se la tome y con una mirada dulce como cuando Candy miraba a Terry me dice :
“webon conchetumare!!”.
“webon conchetumare!!”.
Sobresaltado por haber sido
despertado de tan maravillosa visión, volteo sobre mi hombro izquierdo y veo al
erudito caballero, pasándome en su automóvil mientras vociferaba improperios
mayores y me enseñaba el dedo medio de su regordeta mano derecha. En ese
momento que playa ni que chica ni nada. Tal es el agotamiento en el que uno se
encuentra que el oxígeno llega al cerebro como camarón en época de veda. Así
que la técnica de respirar profundo y contar hasta 10 no sirve de nada y lo
único que se me venía a la mente en ese momento, era que en la siguiente
esquina le toque el semáforo en rojo, para explicarle, al erudito caballero,
como funcionan las cosas en una sociedad civilizada. Por suerte, no lo logré
alcanzar.
Sinceramente no entiendo porque
pasa esto. Hay reglas dentro de una sociedad que debemos cumplir. Entonces,
porque hay alguien que no lo hace? Porque son vivos? Son pendejos? Cualquiera
puede tener un desliz y distraerse y hacer algo incorrecto, pero cuando se lo
hacen notar, en lugar de reaccionar a la defensiva, no deberían aceptan su
error y aprenden de él?
Por otro lado, tampoco entiendo a
la gente que ve que alguien está haciendo algo incorrecto y se hacen los locos
y no dicen nada. Por ejemplo, si un perro “va al baño” en el parque y su dueño
no recoge el regalito, no deberíamos decírselo? Porque la mayoría de la gente
es pasiva en este sentido y se hacen los locos? Aquí el dueño estaría mal, pero
también los que miramos sin decir nada. Deberíamos ser mas activos y hacer
respetar las normas y buenas costumbres. Creo que en su mayoría, la gente se
salta lo socialmente correcto porque sabe que nadie le va a decir nada.
Entonces, si tengo ganas de ir al baño y veo un árbol, voy y lo riego un poco,
total nadie me va a decir nada. Eso deberíamos intentar cambiar. Si queremos
que nuestro país progrese, debemos dar y hacer ver el ejemplo.

Mas tarde ese dia, fui a hacer
una transferencia de dinero en esa empresa que une el oeste. Fui a 4 agencias
porque en la primera no enviaban, sólo recibían, en la segunda no sabían como
se hacia eso y en la tercera ese dia no iban a trabajar pues el encargado no
había ido. Así que tuve que ir a una cuarta agencia. Cuando le di el dinero, la
encargada revisó los billetes y me dijo que uno de ellos no pasaba que era
falso. Como va a ser falso – le dije
– pues lo acabo de sacar del Banco.
Entonces vaya al Banco y reclame que se lo cambien.
Asi que tuve que regresar al
Banco a que me cambien el billete, el cual estaba perfecto. Al regresar a la
agencia le pregunté a la emérita señorita la causa de falsedad del billete, a
lo cual me dijo que no era igual que los demás y que ella trabajaba con dinero
asi que ella sabia mas que yo. La razón creo yo, fue que dicho billete era
serie C2, una serie que hace como 15 años salió dudosa, pero hace 14 se regularizó, pero
la emérita no me dijo eso, sólo me dio su razonada respuesta “yo sé más que
tu”. Encima llegó a decirme “su banco lo
ha estafado con ese billete”. Yo pregunto, si el banco se entera que la emérita
anda por ahí desprestigiándolo sin razón justificada, que acción tomaría?
Episodio 3. Estaba manejando por
la Av. Angamos en Miraflores con dirección hacia Surquillo. Para avanzar las 3
cuadras que separan la calle Independencia de Petit Thouars, uno puede tardarse
severos minutos, debido a la cantidad de autos. Así que paciencia y buen humor. Al llegar a la altura de la Av
Arequipa, el tránsito no circula pues a pesar de tener el semáforo en verde, el
siguiente semáforo que está a 1 cuadra está en rojo y entonces nadie avanza.
Tan difícil es programar los semáforos, señores encargados del tema?
La paciencia y el buen humor se
van difuminando cuando ves el reloj y te das cuenta que así no vas a llegar a
tiempo a tu siguiente tarea. Dentro del tráfico paralizado, pasa un descuidado motorizado
dándole un severo golpe a mi espejo derecho, poniéndolo en posición
“contranatura”. Obviamente el iluminado no paró. Simplemente volteó, vió lo q
había hecho y aceleró y claro, yo seguía atorado en el tráfico y no lo volví a
ver. Así que bajo del auto para ver si puedo volver el espejo a su posición
natural cuando en eso justo cambia el semáforo, así que debí subir apurado para
que los simpáticos señores detrás mio dejen de engullirse la bocina. Subo y
acelero para pasar el semáforo cuando en eso veo que un micro de esos del
tamaño de un interprovincial intenta cruzar delante mio pasándose el rojo.

Yo me había equivocado, por
dejarme llevar por el mal dia que estaba teniendo, caí en su juego y me achoré.
Perdí la claridad y no me fijé en la luz. Si hubiera mantenido la calma, no
hubiera fallado.
Dichas situaciones me dieron un
mal dia, pero luego me di cuenta que las podía usar para practicar mi paciencia
y mi tolerancia hacia los demás. No debemos dejarnos llevar por los factores
externos. La tranquilidad y alegría están dentro de uno mismo y no debemos
dejarnos influenciar por lo que viene de fuera.
Todos tenemos errores, todos
vemos las cosas de una manera distinta, y hay que aprender a convivir con ello.
La paciencia y la tolerancia se pueden trabajar, y si las llegas a desarrollar
lo suficiente, no habrá ninguna situación que te saque de tus casillas. El
mundo se podrá poner en tu contra pero ni te inmutarás. Seguirás sonriendo y
pensando con claridad.

Si trabajas en mejorar tu
paciencia y tolerancia, el beneficiado vas a ser tu y de yapa, los demás. No
hay nada que no se pueda lograr con voluntad y dedicación.
Yo voy a seguir trabajando en
ello. Si aquella vez hubiera tenido suficiente paciencia, no hubiera sido un
mal día.
Mientras tanto les digo al
erudito, a la emérita y al iluminado que vayan en paz y sin rencores; y al
hombrecillo del autobús interprovincial le pido disculpas por dejarme llevar
por los factores externos que me hicieron pasar la luz roja y recriminarle sin
razón.
Y a ver si puedo retomar la
escena mental de la playa paradisiaca, que se cortó en su mejor momento.
La famosisima fábula del puercoespín
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