Hace algunos
días se puso de manifiesto un estudio de la Universidad Estatal de San
Francisco, en el cual se determinó que la clave para una vida feliz son las
experiencias que generen buenos recuerdos, antes que la compra compulsiva de cosas
materiales.
Dicho estudio
concluyó algo que ya hemos resaltado en este blog, que la emoción por adquirir
cosas materiales desaparece al poco tiempo, mientras que las experiencias se
quedan con nosotros para siempre en forma de recuerdos.
Se sabe, a
base de encuestas, que tendemos de manera progresiva a devaluar las cosas
materiales casi al instante posterior de haber sido adquiridas, tanto así que
en poco tiempo dejarán de tener valor para nosotros. Una vez que nos adaptamos
al objeto adquirido, deja de tener valor y empieza a tener un deber, una
obligación con nosotros hasta que llega el momento en que nos aburrimos de
ellas.