Me levanté a
las 4:30 am porque el taxi pasaría 1 hora mas tarde ya que tenia que estar en
el aeropuerto a las 6 am. Cogió la Javier Prado, que a esa hora está totalmente
libre, lo que emocionó al buen taxista, quien al parecer estaba manejando bajo
las influencias del “pisa, pisa”. Más de
uno tendrá la fantasía de tener la Javier Prado vacia. Yo también hubiera
“pisado, pisado”.
Llegamos al
aeropuerto en increíbles 20 minutos. Fui rápido a la zona de embarque para
disfrutar de ese tiempo tan placentero en el aeropuerto previo al vuelo. Amo
los aeropuertos y sus tienditas super caras que venden cosas que no comprarías
en una tienda de la ciudad, pero en el aeropuerto si a pesar que sabes que no
las necesitas. El olor a café, los avisos en los altavoces, la gente sacándose
la ropa en los controles de seguridad, el sonido de las rueditas del carry on,
todo en conjunto hace que los aeropuertos sean de mis lugares favoritos. Sólo
de ida.