miércoles, 24 de septiembre de 2014

Idénticas diferencias

Esta es la famosa historia de los gemelos  Fernando y Francisco.   Se originaron en una fecundación típica, es decir cuando un espermatozoide fecunda a un óvulo, pero luego el embrión resultante se dividió accidentalmente en dos, compartiendo el 100% de sus genes y el mismo útero por 9 meses.

De niños hacían todo juntos, de la misma forma y al mismo tiempo.  Uno era la sombra del otro. Su padre, un banquero de la vieja escuela, siempre les inculcó como regla firme, que debían buscar el éxito en la vida, cueste lo que cueste, sin desanimarse a pesar de los obstáculos.

A medida que iban creciendo fueron apareciendo sus diferencias.  En el colegio, Fernando era uno de los mejores en matemáticas, mientras que Francisco empezó a destacar en el deporte.  Ambos con la mentalidad que su padre les inculcaba, que no había mejor resultado que el que se conseguía con el máximo esfuerzo.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Video kill radio stars?

Yo tendría unos 6 años cuando mi papá le compró a mi hermano un radio. Un aparato gigante que pesaba lo mismo que una maceta, con una casetera de aquellas que tenían un botón, que por su tamaño más parecía una gran tecla de piano, con una bolita roja y la palabra REC. Funcionaba a corriente, pero también lo hacia con 8 pilas “D”, las mas grandotas de todas, las que ahora ya no se usan para casi nada. La radio tenia una antena que cuando la desplegabas podía alcanzar tranquilamente mas de medio metro de longitud. Y ni así captaba bien la estación. La antena era tan larga, que cuando el radio dejaba de funcionar,  la usaba  como espada en luchas imaginarias que ya hubiesen querido ver escritores como J.R. Tolkien y J.K. Rowling.

En aquella época no existían aún los radios con doble casetera en los cuales podias grabar un cassette entero y a velocidad “graciosa”, porque cuando presionabas el botón de high speed recording, oias la grabación como si la estuvieran cantando albin y las ardillas.

Por supuesto a esa edad yo compartía la habitación con mi hermano, 6 años mayor que yo, que es una gran diferencia cuando tu tamaño te obligaba a empinarte para llegar mínimamente a la alacena donde las galletas estaban inútilmente escondidas.