jueves, 14 de enero de 2016

Su insatisfacción nos enseña el camino



A pesar de los constantes esfuerzos de su madre, no había forma que Mario consiga buenas notas en el colegio. Los profesores lo seguían de muy cerca, pues sabían que era distraído y que no le gustaba hacer los trabajos que le dejaban. Lo presionaban constantemente con la finalidad que el dia siguiente, por miedo a no saber la respuesta, llegara preparado.

Su madre lo obligaba a estudiar todas las tardes después de clase. Revisaba todas las anotaciones de los profesores y se aseguraba que Mario cumpla con lo que le dejaban. Ante tal presión, Mario que por aquella época tenía 14 años, cumplía con lo que le obligaban a hacer, aunque se aburría mucho y le interesaba tan poco, que normalmente su rendimiento era bastante mejorable. Peor le iba en los exámenes, que debido a la mala metodología escolar, sólo servían para regular la memoria.  Recitar de memoria las fechas, ríos, nombres y demás, no era lo suyo.

A él le gustaba pasar tiempo con sus amigos, conversar, jugar y reir.  Por esta razón le encantaban las redes sociales. Cuando su madre bajaba la guardia, entraba a conversar con ellos y a enterarse de la vida de cuanto ser interesante pudiera encontrar.