jueves, 19 de junio de 2014

La insoportable acidez del ser


Cada vez se va incorporando más gente.  Aquella última vez éramos 11, aunque nunca faltan los que te dicen “si, voy de hecho” y nunca aparecen, y los que sin mucho problema y sin importarles el bulleo virtual que su conducta ocasionará, se retiran de la conversación sin haber dicho ni jota.  Recuerdo hace algunos años, hubo uno que de tanto pressing que se le hacia para que conteste los correos, respondió “a mi no me pagan por responder correos”.

Ya se imaginan que fue lo peor que pudo hacer,  le spameamos  el correo hasta con montajes en photoshop, de hombres calatos en uniformes de latex en situaciones poco artísticas. Y obvio, se le ponía su cara.  Cada que llegaba a su oficina por la mañana, tenía en su bandeja unos 20 correos que incluían fotos montadas con su cara. Ahora no seriamos tan malditos y tan sólo le haríamos unos memes. Es que ya vamos madurando. Y él ya no se atrevió a ser tan descortés luego de ello.

miércoles, 4 de junio de 2014

Un dia de furia

Alguna vez has sentido que el universo se confabula para darte un mal día? Que pareciera que ese dia una fuerza superior ha decidido poner a prueba tu santa paciencia?

Aquel dia muy temprano, cuando estaba a punto de terminar mi rutina alrededor del Pentagonito, vi a un taxista estacionado en el carril bici estorbando el paso de la gran cantidad de ciclistas y corredores que hay a esas horas, sin que nadie le haga ver que su desatinada conducta contrastaba con las reglas de convivencia  (y de tránsito)  que debe tener una sociedad racional y sensata como la que somos.

Ante ello y dada mi poca correa a la conchudez, como tantas otra veces sobreparé en la ventana del auto del susodicho y le dije que no debía estacionar ahí porque era zona reservada para las personas y vehículos no motorizados y que al lado nomás (a 4 metros) había un estacionamiento gratuito en el cual podía ir a hacer sus cosas (dormir). Como soy consciente que normalmente mi tono de voz es mas tosco de lo que quiero, trato ahora exagerar un poco el tema con una sonrisa de lóbulo a lóbulo y con una tonada de simpatía que, según yo, me asemeja a la Madre Teresa en sus buenas épocas.