A pesar de los constantes
esfuerzos de su madre, no había forma que Mario consiga buenas notas en el
colegio. Los profesores lo seguían de muy cerca, pues sabían que era distraído
y que no le gustaba hacer los trabajos que le dejaban. Lo presionaban
constantemente con la finalidad que el dia siguiente, por miedo a no saber la
respuesta, llegara preparado.
Su madre lo obligaba a estudiar
todas las tardes después de clase. Revisaba todas las anotaciones de los
profesores y se aseguraba que Mario cumpla con lo que le dejaban. Ante tal
presión, Mario que por aquella época tenía 14 años, cumplía con lo que le
obligaban a hacer, aunque se aburría mucho y le interesaba tan poco, que
normalmente su rendimiento era bastante mejorable. Peor le iba en los exámenes,
que debido a la mala metodología escolar, sólo servían para regular la
memoria. Recitar de memoria las fechas,
ríos, nombres y demás, no era lo suyo.
A él le gustaba pasar tiempo con
sus amigos, conversar, jugar y reir. Por
esta razón le encantaban las redes sociales. Cuando su madre bajaba la guardia,
entraba a conversar con ellos y a enterarse de la vida de cuanto ser
interesante pudiera encontrar.