Desde
niño quise ser abogado. Veía en las películas y series de televisión a aquellos
letrados con sus trajes Armani y sus debates bien lúcidos ante un Jurado
expectante que debatía arduamente hasta darle la razón al abogado que tenia la
corbata Ermenegildo Zegna y luego del veredicto la gente lo aplaudía y venia la
chica guapa y le plantaba tamaño beso para dar pase a las letritas “The End” y
los créditos de la película.
Con
esos ejemplos quien no querría ser abogado?? Crecí con esa imagen del abogado
exitoso, guapo, millonario y feliz.
Hasta ahora mismo, creo que decir que uno es abogado o médico suena un
poco mas impresionante que decir otra profesión, sin desmerecer a ninguna de
ellas. O tal vez esa idea tenga cada quien de su profesión.
Pero
luego va uno a la facultad de derecho, haces los trámites que te pide la
currícula, entre los que se encuentra estudiar para los exámenes. Terminas la
carrera y te dan automáticamente el bachillerato. Así sin más, apruebas todos
los cursos de la carrera y ya eres un bachiller en derecho. Claro que esto no
te sirve para nada, pero te acerca cada vez más al título.
Luego
sacas “fecha”. Sacar fecha es ir a la facultad y pedir dia para dar el examen
de grado, con el que te darán el título, si es que apruebas, claro. Que te den
fecha es como que te aprueben el crédito hipotecario. Saltas de felicidad, pero
te pones mas nervioso porque a lo mejor no puedes terminar de pagarlo y tu
record crediticio se va al garete de por vida.
Una
vez que tienes “fecha” buscas 2 expedientes para sustentarlos. Son expedientes
verdaderos, los encuentras en el archivo del Poder Judicial y en la autoridad
administrativa de tu preferencia. En esas épocas la mayoría se inclinaba por
sacarlo del Indecopi.
Luego
te encierras los 2-3 meses que tienes de tiempo para la “fecha”. Estudias horas
de horas, vas a las asesorías, preguntas, te vuelves loco, vuelves a preguntar,
sueñas con eso y te vuelves loco de nuevo. Quieres tenerlo todo controlado.
Haces simulacros de examen con academias improvisadas formadas por abogados con
algún tiempillo extra. Practicas tu introducción, te la tienes que memorizar o
debes ser muy bueno en impro.
El
dia anterior a “la fecha” no duermes. Revisas tu terno. No es Armani como el de
los abogados de aquellas películas que veias de chibolo. Tu corbata no es Ermenegildo,
es Van Heusen nomás, pero te vale. Llega el dia, sales con tiempo suficiente
para llegar sin arremolinamientos. Llegas pronto, muy pronto, No hay nadie en la
sala de grado. Caminas revisando tus apuntes, pero no les prestas la más mínima
atención pues tu mente está visualizando el momento en el que el público se
levante de sus asientos para aplaudirte y la chica guapa venga a plantarte el
beso húmedo de fin de película. Proyectar tu victoria está bien, pero tal vez
no es el momento adecuado.
Empieza
a llegar la gente, el público. Unos, nerviosos porque su “fecha” está próxima y
acuden a todos los exámenes de grado habidos y por haber, con la idea que verán
lo que les pueden preguntar, pero sólo terminan poniéndose mas nerviosos.
Otros
van porque ya dieron su examen de grado y van de puro morbo, a ver si a ti te
va mejor o peor que a ellos.
Llega
el primer jurado. Son en total 3 los que te examinarán. Sigue llegando gente
para ver que tal plantas cara. Es lo más cercano a la realidad laboral que
hasta el momento has tenido. Las prácticas pre-profesionales son un chifon de
lúcuma al lado de esto.
Llega
el segundo jurado. Se saluda con el primero. Observas que recién se pone a
darle una ojeada al resumen de expediente que tienes que dejarles con 2 semanas
de anticipación a “la fecha”. Te das cuenta entonces que el tipo no sabe de lo
que vas a hablar, lo que te pone mas nervioso, pues con la cantidad de gente que hay, el jurado no va a querer quedar mal, entonces es posible que se quede
calladito pensando que preguntarte y luego te va a querer soltar LA pregunta,
para que la audiencia se quede boquiabierta y quedar como un gran pend**o.
Sigue
llegando gente. Ya no más por favor, te dices a ti mismo, tratas de parecerte a
Richard Gere en la película “Primal Fear”, pero es obvio que no te sale, pero
tu alucinas que si.
No
llega el último jurado. Los otros 2 jurados te dicen que si no llega, ellos se
van a tener que ir, pues tienen otras cosas que hacer. Tu estás ante el reto de
tu vida y estos señores te dicen a la cara que se tienen que ir porque tienen
mejores cosas que hacer. Es tu gran dia, pero no el de ellos.
Vas a la oficina de grados. La secretaria lo
llama por teléfono. Se le ha olvidado, está en otro lado. Por si no lo habías
hecho ya, ahora si entras en pánico. La secretaria se apiada de tu cara, que tu
mismo sientes que ya no se parece a la de Richard Gere sino mas bien a la de
Ben Stiller en “Loco por Mary” cuando todos entran al baño para intentar
arreglar su problemita con la bragueta. Llaman a otro profesor que actuará como
jurado y que llegará en 5 minutos y estará más perdido que el segundo. No
importa, venga lo que venga, seguro te lo vas a comer con papas y ají.
Llega
el último jurado, suena la campanita de los cojones y empieza el examen.
Empiezas con el discurso de introducción que te habías memorizado pero a la
mitad el presidente del jurado te interrumpe diciendo que como se ha empezado
tarde, se debe pasar directamente a lo importante. El es el único que ha leído
tu resumen asi que es el que monopoliza las preguntas. Luego, cuando los otros
2 se han enterado de lo que está pasando, empiezan con sus preguntas. Si tienes
suerte, te hacen preguntas suaves. Luego de aproximadamente 45 minutos dándole
al tema, te invitan a que salgas de la sala, junto con todos los curiosos, para
deliberar. Cierran la puerta y esperas los 5 minutos mas largos de tu vida,
hasta que la puerta se vuelve a abrir y vuelve a sonar la campanita, lo que
significa que ya eres abogado.
Ello
te eyecta al mundo laboral. Y cuando estás en él, te empiezas a dar cuenta que
las películas y series de abogados son muy mentirosas o tu eres un ingenuo.
Nada es como te lo pintan. Trámites y colas son cosa de casi todos los días.
Lidiar con funcionarios necios y aburridos de su trabajo. Actitud negativa por
donde vayas. Si algún funcionario tiene la obligación de hacer lo que le estás
solicitando, no lo hará a menos que tengas una paciencia inmensa o que le
colabores con alguna “propinita”. Y ni que hablar de los clientes sabelotodo,
que no se para que pagan un abogado si creen tener la razón en todo.
Con
esto, además de otras cosas, me fui desencantando de a pocos, hasta llegar al
punto de no querer hacerlo mas. No me vi toda la vida haciendo algo que no me
apasionaba. Que estaba bien, pues es lo que has hecho por años, pero no me iba
a morir si no lo hacia mas. Quiero hacer algo que me guste tanto que lo haria hasta gratis.
Así
que empecé a buscar otras alternativas y entre tantas cosas que me gustaban, encontré
esto….
La raiz del miedo, muy buena pelicula!
Lo pintas de cusrpo entero. En toda profesion la realidad es muy distinta a lo que alucinas. Al final lo que te dara lo que buscas en la vida es justamente eso, la vida
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