miércoles, 9 de abril de 2014

La Sombra ...... 2 parte


Tal había sido mi sugestión causada por el temor hacia aquellos sueños que estaba estigmatizando. Los montones de paja que habia visto en mi cama eran en realidad restos de los papeles y cajas de los regalos de cumpleaños y que habían pasado desapercibidos hasta esa mañana. 

Aun sabiendo que era algo que sólo estaba imaginación, sentía temor de volver a soñar con eso.  La causa era irracional, pero el miedo era real. Como los miedos que puedes tener ahora. Si piensas y los analizas seguro que te darás cuenta que no tienen fundamento, que es algo ridículo. Pero dan miedo y eso es lo que finalmente cuenta. Y además acababa de cumplir 7 años.

Con el paso del tiempo llegué a acostumbrarme a las pesadillas, tanto así que me familiaricé con aquel ser con cabeza de calabaza, lo que en definitiva hizo que el miedo se redujera considerablemente, hasta finalmente desaparecer. Hasta lo nombré el Calabaza, motivado por aquellos capítulos de Charlie Brown en los cuales Linus esperaba impacientemente durante las noches de Halloween a la gran calabaza que finalmente nunca llegó. Con la diferencia que en dicho caso el personaje era sinónimo de prosperidad y esperanza.

Debido a la ausencia del factor determinante que era el miedo,  era obvio que los sueños terminarían por desaparecer. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. Me enseñaron lo que era sentir miedo. Y, para mi mala fortuna, me enseñaron también que los miedos desaparecían cuando me familiarizaba con ellos. Algo así como el Síndrome de Estocolmo, cuando el secuestrado desarrolla una relación cómplice y cercana con su captor.

Esta experiencia me había enseñado que el temor desaparecía cuando me familiarizaba con aquellas situaciones que lo generaban.  A todas luces, una lección mal aprendida.

Cada vez que me encontraba con una situación desconocida o desagradable emergía la sombra del Calabaza entre aquella situación y yo,  como el celoso guardián de una verdad que no debía ser sacada a la luz. Era una barrera que no podía superar justamente por miedo. A menos que esperara a familiarizarme con dicha situación. 

Pero no podía vivir esperando que eso suceda. Nunca he podido esperar, porque es sinónimo de perder el tiempo. Así que sabía que debía atacar las situaciones que me generaran miedo, como sacar un curita de golpe, rápido y doloroso, sabiendo que se llevará con él algún que otro pelillo de recuerdo.

Al atacar nuestros temores, lo que abarca situaciones incómodas, nervios, vergüenza, sensación de inseguridad, etc. uno se va dando cuenta que son débiles, absurdos y sólo hay que ladrarle más fuerte de lo que ellos nos ladran a nosotros.

Seguramente has escuchado alguna vez de la denominada ley de la atracción, que postula que cuando uno cree firmemente en algo, se llega a materializar. Pero hay que creer muy fuerte para atraerlo, con las obvias excepciones materiales e inmediatas. Por más que pienses 24/7 que quieres un Ferrari, este no va a aparecer mágicamente en tu puerta si no haces algo durante mucho tiempo para conseguirlo.  El poder de la mente es mas fuerte de lo que creemos. Cuando se dice que sólo utilizamos el 15% de nuestro cerebro, es por esto. Porque utilizamos nuestro cerebro consciente y dejamos que nuestro cerebro subconsciente vuele sin parámetros ni control.  

Y lamentablemente nuestras creencias subconscientes mas fuertes se centran en las cosas malas que nos pueden pasar. O simplemente aquello que no queremos que nos pase. Y queremos evitar tan intensamente eso, que terminamos generando temores.

Y además les prestamos mas atención que a nuestras virtudes para superarlos, que muchas veces pasan desapercibidas. Uno puede creer firmemente que es capaz de lograr cualquier cosa, pero cuando se le cruza un miedo por delante, creerá en él con igual o mayor intensidad, y le prestará más atención a sus miedos que a sus valores y capacidades.

Por ejemplo, si vas caminando por la calle y ves que un león va corriendo hacia ti rugiendo con furia y sin control, le prestarás tanta atención que te impedirá ver que justo al lado tuyo hay una puerta abierta en la cual podrías entrar para evitar ser el almuerzo del simpático felino. Si en ese momento de pánico logras enfrentar y controlar el miedo, podrás encontrar la solución. 

Y cuando lo hayas hecho por primera vez, las siguientes serán cada vez mas sencillas. Pero hay que tener paciencia para hacerlo. Lo más fácil es aparcarse ante el pánico. Eso lo hace cualquiera. Pero actuar a pesar del miedo es lo que hace la diferencia. Tu puedes hacer la diferencia? No se trata de no sentir miedo, sino de actuar a pesar de sentirlo.

Por default nuestro cerebro le da mayor intensidad a nuestras creencias negativas que a las positivas. Esto sucede porque el cerebro humano está programado para protegernos, entonces ante una situación desconocida o que no nos gusta, nuestro cerebro nos protege dándonos señales de advertencia, de peligro. De miedo.

La mayoría de nuestros miedos son IRRACIONALES porque no tenemos fundamento concreto para tenerlos, simplemente los creamos inconscientemente para protegernos.

Piensa cuales son tus miedos y la próxima vez que te los cruces cree firmemente en que los vas a vencer y anda a por ellos.  Ojo que me refiero a miedos irracionales, no me refiero a vencer al temor de ser atropellado por una combi, porque si vives en Lima, estás dentro de las estadísticas de probabilidad.

Cuando enfrentas un temor,  tarde o temprano lo terminas venciendo. Si logras incrustar esta creencia en tu cabeza, tienes la mitad de la batalla ganada. La otra mitad, es ir a encararlo.

Y mientras mas arraigado esté ese miedo dentro de ti, mientras mas viejo sea, la victoria sobre él costará mas esfuerzo, pero será a la vez mas placentera.

Toda habilidad puede ser desarrollada. Desarrolla la tuya para combatir tus miedos. Y verás como la vida empieza a ser mas divertida.

Que pasaría si enfrentas tus temores? NADA, no te va a pasar  nada! Inténtalo. El éxito es una escalera que está compuesta de varios escalones llamados fracasos. Cuando tengas un fracaso, mira el lado positivo, has subido uno de esos escalones que te llevan donde quieres ir. Olvídate de las críticas, haz las cosas como si nadie te viera y ten paciencia para lograr aquello que quieres. 

Enfrenta tus temores tantas veces como sea necesario hasta que los venzas. Y cada vez habrá menos cosas que te produzcan temor. Al otro lado de tus miedos hay una sensación alucinante. Ve y búscala. Date cuenta que no tenias porque temer. 

Ya lo dijo Napoleón Hill, todo aquello que la mente pueda concebir y creer, puede ser logrado. Si te lo crees, ya tienes la mitad hecha.




Les dejo el mismo video de la primera parte, para aquellos que no lo vieron.  

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