miércoles, 3 de junio de 2015

La productividad laboral es tarea de todos

La tendencia en los últimos años, era medir la productividad laboral según las horas que se pasaba en la oficina. Quien no se quedaba hasta “tarde”, era percibido como desleal a la empresa e inclusive mal trabajador.  

La tendencia está empezando a cambiar, y digo empezando porque sabemos que este país no es progresista y por el contrario es renuente los cambios y por ello es complicado aplicar un ajuste de mentalidad, por lo que normalmente nos cuesta años aceptar las nuevas tendencias y necesidades sociales (fíjese usted señor lector en nuestro congreso, en temas tan importantes y actuales como la unión civil y el aborto por embarazo forzado).

Ahora mismo la tendencia pasa por medir la productividad según resultados y no según medios o formas. Y se entiende que para llegar a altos grados de productividad, se tiene que equilibrar la vida laboral con la personal. La nonagenaria idea de que se es más productivo mientras más horas en la oficina se pase, está empezando a desaparecer. Incluso hay empresas en países europeos, que a determinada hora cortan la electricidad para enviar a casa a los workaholics. Imagina que en tu trabajo te envían un correo a las 5 pm indicándote que a las 5:30 pm van a cortar la corriente, asi que mejor apaga y chau.

No podemos tener alta productividad durante todo el dia. Hay momentos álgidos y momentos bajos. Muchos estudios han demostrado que por cada hora de concentración efectiva, el cerebro lo compensa con 15 minutos de baja concentración, por lo que recomiendan que cada 2 horas de alto trabajo cognitivo, se tengan por lo menos 15 minutos de descanso.

Pero, ¿cómo podemos hacer eso si necesitamos elevar nuestra productividad en menor cantidad de tiempo?  La productividad no es constante y el cerebro necesita descanso. No podemos exigir a alguien estar al 100% de concentración durante todo el día. No se le puede pedir a un corredor que vaya toda la maratón a su máxima velocidad, porque nunca llegaría a la meta. Debe bascular su rendimiento.

Para ello es primordial conocer nuestro cuerpo. Cada uno debe saber cuáles son sus horas o situaciones de máxima productividad y concentración.  En todo trabajo, hay labores que requieren alta concentración o trabajo cognitivo y labores que requieren baja concentración, o trabajo mecánico u operativo.

Al no poder concentrarnos al máximo por largos periodos de tiempo, no podemos realizar trabajo cognitivo durante más de unas cuantas horas. Lo que si podríamos hacer todo el día, es el trabajo mecánico, pero no nos contrataron sólo para realizar trabajo mecánico. La idea es conciliar uno y otro.

Debemos determinar cuáles son nuestras horas de mayor concentración y energía para hacer el trabajo cognitivo o “pensante” y cuáles son nuestras horas de baja concentración para realizar el trabajo mecánico u operativo. Para la mayoría de la gente, dentro de la que me incluyo, las horas de mayor productividad se dan durante la mañana, pero ello no constituye absolutismo. Cada uno tiene sus horas altas.

Por ello he podido recoger algunos hábitos de productividad comunes entre los empresarios exitosos, según diversas revistas online de negocios, entre los que podríamos resumir los siguientes:

1) Empezar el día haciendo actividad física. Además de liberar endorfinas, irriga sangre al cuerpo, activándolo física y mentalmente.  No es lo mismo hacer deporte por las mañanas, que hacerlo por las tardes.

2) No atender el correo por la mañana. Contrario a lo que yo pienso, la mayoría de directivos  recomiendan no ver el correo hasta después del almuerzo. Hacerlo por la mañana distrae de las tareas importantes que se deben realizar cuando el cerebro está más fresco.

3) Las tareas cognitivas siempre deben realizarse en la misma franja horaria. Se crea un hábito en el cerebro, que se acostumbrará automáticamente a estar en su máxima expresión a tal o cual hora.

4) Priorizar tareas. Mark Zuckerberg dice que las tareas más fáciles se hacen primero, pero Bill Gates contrapone su opinión diciendo que las difíciles, con lo cual concuerdo. Eso sí, es fundamental no dejar tareas al azar, según vaya cambiando tu humor. Disciplínate.

5) Salir de la oficina para almorzar. Incluso hay gente que almuerza en su escritorio. Pero es indispensable hacer una pausa y salir de las 4 paredes en las que te encuentras para hacer un reseteo mental, lo que ayuda a que la tarde no se te haga larga y pesada. Distráete.

6) Sonreír. Al hacerlo enviarás una señal al cerebro de que estás feliz y el cerebro te creerá. Todos somos 30% más productivos cuando estamos contentos que cuando no lo estamos. Así que no importa cómo te sientas, ni si tienes ganas o no, sólo sonríe. 

7) Practicar la monotarea. Evita el multitask o tener la computadora con varios programas trabajando a la misma vez. Para tener un alto grado de concentración lo mejor es hacer una tarea por vez y luego pasar a la otra. Cierra el internet, las redes sociales, el correo y dedícate sólo a lo que estás haciendo.

8) Preparar la agenda para el día siguiente. Mantener la rutina laboral es clave para evitar situaciones inesperadas. Antes de salir de la oficina, o en casa antes de dormir, revisa tu agenda del día siguiente y piensa 5 minutos en los pasos que tendrás que dar para cumplirla. Llegarás a la oficina preparado para tu día.

9) Diariamente hacen algo que les genera ilusión, fuera del trabajo. Salen de la oficina con ilusión por hacer algo que les gusta. La expectativa ayuda a mantener altos grados de energía.

10) Dormir bien. Es clave para una vida saludable y feliz, mejora tu concentración y baja tus niveles de ansiedad.



 La felicidad dispara la productividad

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