miércoles, 12 de marzo de 2014

De bicis y bares


Sabes que hacer un sábado de verano en Lima cuando la mayoría de tus amigos están en la playa?. 

El sábado pasado no tenia nada que hacer. Así que por la mañana saqué la bicicleta, pero no para pasear, sino con la intención de regresar con la rodilla raspada o el short roto, como cuando eras chibolo y te lanzabas a hacer saltos como si la superficie en la que caes fuera de goma. Es adictiva la sensación de libertad que da subirte a la bicicleta y acelerar al máximo sintiendo el aire en tu cara. O sino, la clásica manejada sin manos balanceandote con los brazos para mantener el equilibrio. Todo ello escuchando buena música, un clásico de Bobby Marley para mi y para ti la música que prefieras. Y de yapa, liberas endorfinas, que mas?

Hace cuanto que no montas bicicleta? Te acuerdas lo divertido que era? Pero ahora la falta de tiempo, o tal vez la comodidad (vamos del ascensor al auto y viceversa) nos han alejado de la bici.

Súbete a la bici, acelera, siente el aire en tu cara, maneja sin manos, salta el sardinel. Hazlo sin pensar en “uy q roche si me caigo”. Nadie te esta mirando y si lo están haciendo a nadie le importa si te caes y si les importara, luego de 5 segundos nadie se acordará de ti. Haz las cosas como si estuvieras sólo en el mundo y nadie te ve, asi todo es mas divertido. Como Will Smith en “Soy leyenda”.  

Luego de ello un rehidratante heladiiiiii y listo!

Me dio la 1 pm y ahora que? Mientras me daba la ducha relajante, meditacional y exfoliante (osea una ducha  de esas que te pones bajo el agua por "horas" mandando al calentamiento global a hacer puñetas) se me ocurrió que era buena idea probar por primera vez el Metropolitano. Total, sábado no hay nadie en Lima, va a estar vacio.

Pero me subo y luego que?  Tenia que tener una excusa para usarlo. Podia irme al centro, a visitar el Mali, La Biblioteca Vargas Llosa en la Estación de los Desamparados, la Casa Osambela, el Museo Nacional de la Cultura, el Museo Postal y Filatélico, la Casa Aliaga,  el Convento de San Francisco con sus catacumbas etc, etc.

O me podía ir de bares!! O como lo llaman en la cultura anglosajona irme de bar-hopping.

La decisión era mas que obvia. Me voy de bares. Sacando mentalmente la ruta, empezaría del mas profundo y terminaría en el más cercano. Al menos de los que conozco.

Cuando el agua se enfrió y me hizo saltar fuera del chorro me di cuenta que otra vez me había quedado dormido en la ducha. Me prometí trabajar en mi concientización sobre el ahorro de los recursos naturales. Pero por ahora callaría mi conciencia con un par de chelas bien helenas para la calor que está bien maloy.

Un par de llamadas (en verano no hay quórum mayoritario) y la concentración sería en el Cordano.

La idea era viajar en Metropolitano, pero se me hacia tarde, habíamos quedado a las 4. Así que taxi nomás, caballero. Espero que las autoridades no se levanten en peso el metropolitano antes de poder usarlo.

El bar Cordano, operativo desde 1905, al costado de Palacio de Gobierno, ha sido visitado por ex-presidentes como Morales Bermudez, Velazco Alvarado, Belaunde Terry, Toledo Manrique y se comenta por ahí que Garcia Perez se daba sus escapadas nocturnas.  Es un bar que se ha quedado atrapado en el tiempo, al entrar tienes la sensación de estar en la Lima de los años 20 o 30.  

La idea del bar-hopping (lo pongo en inglés porque es mas cul weona) es tomarse sólo 1 cerveza en cada lugar. En teoría estos “tours relajantes” se hacen para probar los pisco sours del centro y se toma uno en cada lugar visitado. Pero yo lo hago con cerveza por razones que luego verán.

Despues de 1 cerveza, algunas fotos y el clásico pan con jamón del norte, toca  enrumbar a nuestro siguiente destino. De camino, en la Plaza Mayor, me entretuve con una boda múltiple en la capilla de la Catedral. 4 novias queriendo entrar al mismo tiempo mientras los choferes de los carruajes que las dejaban en la puerta se peleaban entre ellos pues no se dejaban espacio para estacionar en la misma puerta. Mientras las novias subían casi al mismo tiempo los escalones hacia la capilla, los choferes se retaban con el clásico “bájate pe ón” delante de todos los curiosos que divertidos mirábamos la escena. Cuando tenga mi Vlog grabaré todas estas experiencias que nos ofrece nuestra multicultural ciudad.

Fue cuando me di cuenta de la enorme cantidad de gente que había en el centro. Yo pensaba que “todo el mundo” estaba en la playa, pero al parecer eso sólo ocurre en los 5 distritos dentro de los cuales me muevo. Que diminuta mi realidad.

Seguimos por Jiron Carabaya hacia el Bar del Hotel Bolivar, clásico por su Pisco Sour Catedral. Pero en el camino se nos cruzó un bar que no tiene nada de clásico. Se llama Yield Bar, está en la plaza San Martin y ponen buena música alternativa a lo sargento (parece mas un bar barranquino o miraflorino). Me tomé la segunda chela (de 620). Lo pintoresco es que en la terraza hay una rocola donde puedes poner la canción que quieras. A 1 sol nomás.  

Seguimos al Bar del Hotel Bolivar. Ahi me dije que podria tomarme un Catedral, sólo uno, nunca tan pollo. Error.

-         - Señor, me puede decir donde está el baño? (yo)
-          - Si señor, atrás de la barra, bajando las escaleras. (el señor)

Al bajar  las escaleras te encuentras con unos tétricos pasillos, esos en los que en las películas aparecen niñas en vestido antiguo y blanco de primera comunión, mirándote fijamente con los ojos ojerosos y con una muñeca rota en la mano y con la otra señalando hacia la nada.  Ahí, en esa nada, está el baño de hombres.




Nuestro próximo destino fue el Estadio Fútbol Club, que está casi en frente del Hotel. Cuando entras, a tu mano izquierda hay una mesa con un muñeco tamaño real de Cristiano Ronaldo, en la que no me iba a sentar. Ahí me di cuenta que estaba mas alegre de lo que pensaba. Los mozos, bien buena onda, me miraban y se rieron cuando les dije que me queria sentar con Messi. Me dijeron que ya estaba ocupado, pero que tenían libre a a Cristiano Ronaldo y Pelé. Pufff  que par de antipáticos, pensé. Vamos a sentarnos con Pelé a escuchar sus tonterías (el tio ya está pa allá, seguro nos empieza a hablar de sus experiencias con Pfizer). Pero es un muñeco, me dijo amablemente el mozo, no habla. Venga, va.

 - Caballero, cerveza para todos en jarra de cerámica de litro. (yo)
 - En seguida señor, y un par de salchipapas también verdad?  (el señor con cara de desaprobación)

A la mitad de la cerveza vi que  la pareja que estaba sentada con el muñeco de Messi se paró para irse, a lo cual me abalancé sobre él de tal manera que casi termino rompiéndolo, cual Pepe, el del Real Madrid, para la foto de rigor. En el camino de regreso hacia mi mesa sentía que las sillas se cruzaban en mi camino. Esas salchipapas necesarias estaban demorando. Cuando llegaron no duraron mucho (pruébalas!!). El ambiente futbolero bien detallado del bar amerita varias visitas a futuro. Sobre todo para ver los partidos del Perú de Bengoechea.

Al salir me di cuenta que la gente esperaba para sentarse en la mesa con Messi. En cambio la mesa de Cristiano Ronaldo siempre estuvo vacia. Sólo 1 comentario imparcial.

Nuestro siguiente destino, el Rincón Cervecero, que está como a 1 cuadra (creo). Aquí ya entramos bailando, cantando y en trencito,  como el corso de la hora loca de los matris. Tener en cuenta que ya tenia en mi cuerpo 1 cerveza chica, 1 de 620, 1 Pisco Sour Catedral y 1 jarra de litro de cerveza en mis venas. 

Le pedimos al señor 1 cerveza rápida (de medio litro nomás) porque aun nos faltaba un destino y ya estábamos lindos. Una vueltita por el Biergarten, fotos con los muñecos ataviados con trajes típicos (Dirndl y  lederhosen creo) y salir tal como entramos, pero ahora esquivando mesas.




Justo en frente nos esperaba otro clásico, el Munich, cruzando el Jirón de la Unión. Pero a estas alturas cruzar la pista de 3 metros de ancho (de una vereda a otra) era todo un reto. Nos recordé al juego de  la rana Frogger. 

A las 10 de la noche las mesas están ocupadas. Encontramos una al lado de la barra. Hay mesas largas de madera que puedes compartir con otros comensales, tal como supuestamente ocurre en las fiestas populares alemanas. 

Pedimos jarras de cerámica de medio litro de cerveza mientras sonaba música de Coldplay al piano (chevere le sale al tio, la verdad) para terminar la jornada entre discusiones sin sentido de porque la tierra es redonda y no nos caemos cuando está rotando. Es lo que hacen estas rutas del pisco. Eso y lo de "donde están los 50 soles que acabo de sacar del cajero??".

A las 11 pm estaba en casa. Con ganas de otra salchipapa.


La próxima la hago en Barranco, empezando por Juanito y Piselli, dos bares con historia y ya luego los lugares van fluyendo.


)

Un video sobre los bares del centro!

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