martes, 12 de mayo de 2015

Todo por un like


Los bebés lloran porque no saben hablar. Cuando tienen hambre, lloran, cuando tienen frio, lloran, cuando tienen calor, lloran, cuando se hacen también pueden llorar. Cuando les duele la panza, la cabeza o se resfrían también lloran. 

Tienen que llamar la atención de sus padres de alguna manera. Cuando un niño llora, la mamá o persona responsable tiene que ver que es lo que el niño les está tratando de decir.  Esta es la etapa en la cual las personas empiezan a darse cuenta que un chillido trae como respuesta un cariño, un apapacho, un engreimiento.  Empezamos a grabar en nuestra cabeza que nuestras necesidades afectivas las cubrimos llorando.

En la adolescencia, las necesidades afectivas se cubren con la aceptación social. Queremos que la gente nos acepte por ser guapos, graciosos, divertidos, rebeldes, deportistas, etc. Empezamos a buscar la aceptación de la sociedad con algún rasgo característico propio. Necesitamos que la gente nos admire por algo.  


Ahora seguimos midiendo el resultado de nuestras acciones para ver si la sociedad nos eleva o nos baja. Cada vez que ponemos en las redes sociales una foto o una frase, estamos buscando aceptación social a través de los likes que podamos generar. A más likes obtenidos, más aceptados y valorados por la sociedad nos sentimos.

Quien no ha visto fotos de piernas de chicas echadas en la playa con el mar de fondo y una copa en la mano y un comentario que intenta producirnos envidia del gran momento que está pasando y con ello generar likes para elevar la autoestima de la afortunada de, eso si,  tan beneplácito momento.  Pero también denota su excesiva necesidad de aceptación social. Quiere ser admirada por esa foto.  Igual ocurre con la morrocotuda cantidad de fotos de platos de comida que veíamos a diario en el FB y que felizmente han disminuido.   Y la enorme cantidad de likes que generan estas fotos sólo tienen como mérito que la persona tiene un celular con cámara, pues no hay más que eso, pues ni la playa fue hecha por la persona que tomó la foto ni el plato de comida fue preparado por quien está a punto de devorarlo. Se busca generar envidia, pues ello nos da satisfacción. 

Ahora buscamos en las redes sociales aquel apapacho que antes conseguíamos llorando.

No es una crítica, pues muchas veces he sido víctima de la necesidad de generar likes. Es algo normal, pero no por ello bueno. Mucho mejor andaríamos por la vida sin la necesidad de ser aceptados. Muchas veces hacemos cosas que no queremos o no nos gustan ni nos producen beneficio, sólo para ganar votos de popularidad.  A todos nos gusta agradar, pero seríamos mucho mas felices y productivos si eliminamos esa necesidad.

Es lo que se llama el apego. Hay 2 tipos, el material o apego a las cosas y el emocional o apego a los resultados. El primero trata sobre cosas materiales y el segundo sobre sentimientos. Muchas parejas siguen juntas a pesar que no se llevan nada bien, por apego, por la necesidad de tener con nosotros algo que realmente no nos beneficia, pero no podemos dejar. Lo que coloquialmente se conoce como costumbre. 

Lo mismo ocurre con la necesidad de aceptación, estamos enganchados a ella y muchas veces limita nuestros resultados, ya que nos enfocamos más en ser aceptados que en disfrutar y producir beneficios propios.

Nos importa más el qué dirán que los beneficios concretos que nuestra acción puede brindarnos. “Entonces, si hago esto me traerá beneficios, pero la gente se va a reir de mi, entonces mejor no lo hago.” O por el contrario “no debería hacerlo porque me va a perjudicar, pero si lo hago la gente me aplaudirá, entonces lo hago”.

El apego hace que estemos pendientes de lo que pasa a nuestro alrededor, lo cual nos distrae de nuestro objetivo principal, que es vivir nuestra vida como a cada uno le parezca mejor. Vamos pendientes de si quedamos bien o mal, si ofendí o no ofendí a alguien, digo que si o digo que no?, que pensará la gente de mi si hago esto, tengo que hacer lo que todo el mundo hace porque no quiero ser diferente, etc. El apego sentimental es darle mucha importancia a la opinión de los demás, más que a la nuestra propia.  El apego nos limita, nos condiciona, pues actuamos según creamos que es socialmente correcto, cuando lo que debemos hacer es lo que nosotros creamos correcto.

Si un dia me provoca salir a la calle disfrazado de pollo, debería hacerlo. Pero lo más probable es que no lo haga porque me van a mirar raro y se van a reír de mí. Es lo que ocasiona el apego. Querer hacer algo, pero no hacerlo porque los demás van a pensar tal cosa. La opinión de los demás no duele físicamente, asi que no debería impotarnos. También debemos tener en cuenta que una opinión generalizada no es necesariamente la correcta. Lo correcto sobre lo que nosotros queremos hacer, es lo que nosotros pensamos.

Si logramos desapegamos del resultado de nuestras acciones, nos sentiremos libres de hacer lo que nos venga en gana, nos enfocaremos en nuestras necesidades en lugar de hacerlo en la opinión común y aceptación social.  El apego trae sufrimiento emocional y causa ansiedad e inseguridad. Hay que eliminarlo.

El desapego es ir por la vida sin preocuparnos del resultado de nuestras acciones, sin que nos importe si la gente nos acepta por ello o no. Es hacer lo que queremos sin más.

En nuestra vida nosotros somos las personas más importantes, y debemos actuar de esa manera. Debemos eliminar la necesidad de la aceptación social y hacer lo que nos gusta y nos beneficia.

El desapego es la base de la libertad, eliminar el miedo a perder, el miedo a lo que dirán, el miedo a rechazo, el miedo a movernos de donde estamos, el miedo a los cambios, el miedo a perder cosas materiales.

El apego nos limita funcionalmente. Para liberarnos es necesario poner en primer orden nuestros objetivos, nuestros gustos, nuestra voluntad y nuestro beneficio. Debemos ser las personas más importantes de nuestras vidas, por más que suene egoísta, primero eres tú y luego los demás. Tú eres más importante que los demás, ya que sin ti, tu vida no existiría.

Elimina la necesidad de evaluar los resultados de tus acciones, elimina la necesidad de ganar likes, quítale importancia de las opiniones, baja la importancia de las cosas materiales, haz lo que quieras hacer, haz  lo que crees que te beneficia.

A todos nos encantan los likes, pero el dia que no los necesitemos,  seremos más felices, fuertes y productivos.  



2 comentarios:

  1. Tal cual.. "Facebook vemos y en sus casa no sabemos..." Muy interesante y acertada tu teoría de apego emocional...ahí estan incluidos también los Facebook Weepers, que viven posteando sus penas todo el ciberespacio.... aveces las redes sociales pueden ser muy tóxicas.
    Char!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajaja pero todos tienen derecho a postear, la idea es que no se enganchen a las opiniones de los demás o a perder algo o a alguien, eso de postear fotos trilladas es un especifico dentro de todo un general :)

      Eliminar

Dejame tu comentario! Gracias por leerme!