lunes, 2 de noviembre de 2015

El mapa de la realidad

En España está muy instaurada la costumbre de tomar café. Para reunirse a charrar y cotillear (entiéndase conversar y chismosear), ir a tomar café es la excusa perfecta. Será inevitable caminar por la calle,  sin importar la hora ni el dia, sin ver a alguien tomado alguna de los 15 formas distintas en las que sirven café en todos los bares, definiendo como bar a un restaurante pequeño donde se puede ir a desayunar, almorzar o comer y también para tomarse algo con o sin alcohol.  No llega a ser un restaurante, por tamaño del local y precio.

El otro dia, saliendo de la maestria nos fuimos a tomar café con algunos amigos. Es muy interesante como en una maestria se juntan personas de distintos lugares y comparten parte de la cultura de cada uno, dando cuenta de las costumbres que se tienen o simplemente de las diferentes acepciones geográficas que tienen ciertas palabras.


En medio de este intercambio cultural, presté atención a la historia de un amigo que contó que había vivido 6 meses en India. Siendo catalán (cada vez que le digo español me corrige) tiene costumbres occidentales como la mayoría de los que estábamos ahí. Contó que cuando recién llegó se sorprendía de las cosas que hacía la gente y varias veces al dia se decía a si mismo “¿pero que está haciendo este hombre?”.  Al no estar acostumbrado a la sociedad india, se sorprendia calificándolo de “raro”, pero sin llegar a criticar.

Cuando vamos a un lugar distinto de nuestro nicho habitual, nos damos cuenta que las cosas o costumbres que pensamos universales son por el contrario, muy locales. Ni bien nos movamos geográficamente un poco, vemos que las personas hacen las cosas de una manera diferente a la  del observador y este inevitablemente sentencia dicho comportamiento de “raro”.

Imaginemos que un japonés va a Perú y al observar que comemos con cubiertos o caminamos con zapatos dentro del hogar, nos dirá que somos raros. Y si lo dice en voz alta, nos reiríamos de él. Para nosotros no seria raro porque estamos haciendo las cosas como siempre lo hemos hecho todos, según nuestra historia,  costumbre, gustos y comodidad.  Pero tal vez el japonés no lo había visto nunca y le parecería rarísimo y creo que lo mismo pasaría a quien va a Japón, al menos por primera vez.

Cuando una persona hace algo que no comprendemos o no compartimos ideológicamente, lo calificamos de raro, pues según nuestra lógica o comprensión, creemos que las cosas tienen una mejor forma de hacerse. Si toda la vida he hecho los huevos revueltos del desayuno directo en la sartén, me parecerá raro cuando vea a alguien combinándolos con leche en una taza antes de ir a la sartén. Es lo que se conoce como mapa de la realidad. Cada uno le va dando significado a la vida según sus experiencias.

El mapa de la realidad, lo que ontológicamente podríamos llamar el significado que le damos a nuestra visión de la vida o la percepción que le damos a las cosas, es distinto en cada persona. Se dice que no hay 2 personas físicamente iguales, lo que también se puede aplicar a la ontología de la realidad de cada persona. Todos percibimos la vida de una manera particular.

El hecho de que las personas tengan costumbres, gustos o comportamientos distintos se debe a que cada uno ha formado su mapa de la realidad basado en las experiencias que ha tenido durante la vida, situaciones que nos han marcado, las influencias sociales que hemos recibido, los valores, religión, las costumbres familiares y un gran largo etc.

Cada uno de estos aspectos determina en cierta medida la forma cómo vemos las cosas, como nos comportamos y como nos vamos moviendo en la vida. Pero es cuando unimos todos estos factores, y tantos otros que pueden existir, que creamos  nuestro mapa de la realidad.

Imaginemos que a un grupo de personas nos piden que pensemos en un árbol y que luego cada uno se lo describa a un experto dibujante. ¿Qué creen que pase? ¿Serán todos los árboles iguales? Para algunos el árbol será alto, para otros bajo, para algunos será frondoso, para otros será desértico, para algunos será bonito, para otros será feo, para algunos tendrá hojas verdes y para otros tendrá hojas marrones y un largo etc. Hay mucha probabilidad que no habrá 2 dibujos del árbol exactamente iguales. Ello debido al mapa de la realidad de cada uno.

A más de una persona he escuchado decir que no le gustan los días soleados o que no les gusta la playa. Para mi esto era algo que no podía entender, como no les van a gustar, si le gustan a todo el mundo. Actuaba así porque creía que mi  realidad era absoluta y no tenía en cuenta que cada uno tiene la suya y percibe las cosas a su propia y única manera.

El mapa de la realidad de cada persona ha determinado que a algunos les guste una cosa y a otros otra, que algunos veamos las cosas de una manera y otros de otra. Al existir tantas percepciones de la realidad como número de personas hay en el mundo, no deberíamos  pretender que los demás piensen y se comporten igual que nosotros, porque ellos están viviendo su propia realidad, porque están haciendo, pensando y sintiendo lo que quieren, lo que les gusta, todos ven y sienten a su manera, igual que nosotros a la nuestra. 2 personas no perciben exactamente lo mismo ante un mismo hecho, es más el hecho puede ser percibido de manera totalmente opuesta, pero no por ello signifique que alguno está equivocado.

Al no entender que cada persona tiene su propio mapa de la realidad, distinto al nuestro pero igualmente válido,  es cuando empezamos con los juicios, las críticas, los rajes, las burlas, la falta de paciencia, muchas veces nos molestamos porque la gente no piensa o no se comporta como nosotros esperamos, porque creemos que tenemos la verdad absoluta de como son y deben ser las cosas, pero ello no es así.  Como hemos visto en el ejemplo del árbol, no todos verán lo mismo que nosotros, ni nuestros padres, ni hermanos ni hijos ni parejas ni nadie lo verá exactamente igual, porque cada uno tiene un mapa de realidad individualizado. Podemos ver las cosas parecidas, pero con matices particulares.

No hay verdades absolutas, no podemos pretender que los demás se comporten como nosotros queremos, porque todos tienen razón en su forma de ver las cosas. Todos pensamos según nuestro mapa de la realidad, no hay quien piense según el mapa de la persona que tiene a su lado.

No hay raros en India, tampoco en Japón, tampoco en Perú.  Raros son las personas que siguen intentando imponer ideas, formas de ver y de pensar. Es fundamental entender esto en nuestro dia a dia y respetar a los demás, con comprensión, tolerancia y consideración.

Ante una misma realidad, existe la misma cantidad de percepciones como número de observadores. Evitemos en lo posible emitir juicios de valor, criticar, molestarse, porque cada persona es feliz haciendo y sintiendo las cosas a su manera.

Y recordemos que la vida es sólo una, no es un ensayo general, es nuestra única oportunidad, así que hay que hacer lo que queramos sin perjudicar a nadie, sin importar el juicio que puedan hacer los demás, ser libres sin estar preocupados por lo que vayan a pensar los demás.

Y mejor aún, evitar juzgar o criticar. No es una buena inversión pasar la vida criticando lo que no entendemos, hay que evitar emitir juicios que sólo nos crean molestia a nosotros mismos.

Tengo un amigo que solía decir en broma “todo es tan relativo”. Las cosas, situaciones o hechos son relativos, su significado será asignado por el observador de turno. Y será kilométrica o milimétricamente distinto al que le asignen los demás.

Se dice que tampoco debemos dar consejos a otras personas, porque no conocemos el mapa de su realidad y aconsejamos basándonos en el mapa de la nuestra, pudiendo ser el remedio peor que la enfermedad.

Yo voy a pensar que no estoy aconsejando, sólo estoy soltando una idea y quien lo crea conveniente la puede tomar.

1 comentario:

  1. Realistamente cierto. Quién no ha criticado algo o alguien alguna vez porque no "le parece bien"?

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