Cuando llegaba no miraba a los ojos, se entretenía con lo que tenía que hacer,
con sus audífonos que rompen el silencio con música electrónica.
Su pelo castaño lacio cae encima de sus hombros, sus ojos
redondos con pestañas largas, te hacen ver a un hermoso ángel con capacidad de
inferir placer tan sólo con su sonrisa angelical, que sólo la muestra cuando le
digo un bonito hola.
- - Que buena playa, estás bronceadita
- - Jajaja si, estuve en Punta Hermosa el fin de
semana
- - Que rico, que tal lo pasaste?
- - Bien, en playa blanca en el día y en la noche nos
fuimos a una fiesta.
- - Con quien estuviste?
- - Con unas amigas y mi novio
-
El proyecto lo trabajamos de forma semipresencial, nos juntamos
2 veces por semana y luego gestionamos el avance a
distancia gracias a la maravilla del internet.
No me costó mucho soltarle confianza, fue preguntarle por
sus tatuajes, sus fds y hablarle de música, para que se suelte. Especialmente bonito es el
tatuaje que tiene en la muñeca con su firma. La falta de confianza inicial se convirtió,
en pocas semanas en confianza absurda, al punto que ya me dice flaco o cabezón.
Me encanta como se viste, no tiene intención de verse más
bonita a través de la ropa o maquillaje. Claro que no lo necesita. Va en jeans
y zapatillas, pero se le ve superlinda. Con el viejo truco de jugar con su pelo
de rato en rato me deja alucinado. Intento hacerme el loco o el duro, pero por dentro estoy que me derrito, mala señal para el proyecto.
Y para el novio.
El otro día mientras almorzábamos me contó sin filtros que
quería al novio pero la rutina había matado la pasión y que quisiera recuperarla
pero en el fondo ya estaban acostumbradamente aburridos. La razón del estancamiento relacional es la excesiva confianza mutua.
Le conté que yo soy medio hijodeputa en las relaciones, aunque ya no tanto, originado por mi miedo al compromiso, a encasillarme toda
la vida a una persona que por estadística tiene enormes posibilidades de no ser
la adecuada, que se proyecta en un estado de rebeldía emocional.
Hace mucho no busco una relación,
a pesar que la quiero, pero cuando alguien aparece me voy aparentando ser un renegado, que es la
imagen que quiero dar, pero en realidad se trata de cobardía a sentir futura dependencia. Esto no se lo dije.
Sin pretenderlo creo que di en el clavo, su mirada cambió. Me
interpretó como un animal salvaje indomable que no se engancha y va por la
selva sin reglas. Mitad verdad, mitad lo que quiero proyectar, en realidad soy
un cachorrito obediente cuando me enamoro.
La relación cambió a partir de eso. Me mira con asombro,
curiosidad y un poco de hambre. Es el espejo de la necesidad de probar el valor
propio, en el que mira con desafío la posibilidad de domar a la bestia.
Pero no hay bestia, sólo una caricatura externa de miedo con
imagen de bestia. Creo que es algo común, querer a alguien que no quiere ser
querido, a alguien que se sale de la norma social. Al rebelde. Pero juro no era
mi intención, solo mi pose. Bueno, mitad y mitad, rebelde soy, pero no para
tanto.
Ahora me escribe los fines de semana, cuando está en la playa,
con el novio al lado.
- - Me estoy tomando una chelita – me dice mientras
me manda la foto de la lata al lado de su hiperfabulosa piel bronceada.
- - Cuidado te emborrachas y haces cosas tontas – le
digo.
Varias veces me han dicho que mi actitud rebelde es
magnética. Bueno lo será para algunas y no para otras. También me han dicho que
no soy un hombre con la que una se casa, sino que soy con quien quieren revolcarse
unas cuantas veces.
Incluso una que otra mujer casada con 3 tragos de más me ha
dicho algo parecido a “algún día me voy a sacar las ganas que te tengo”. Gracias por verme como un pedazo de
carne.
Ella no me lo ha dicho pero lo demuestra en sus expresiones.
Ahora juega más con su pelo, me clava la mirada y me ha dicho que cuando acabe
el verano me va a llevar a un sitio en Barranco donde hay música buenaza.
- - Tu tan rebelde, necesitas alguien que te ponga
en vereda – me dijo el otro día.
¿Tanto me estaré equivocando en vista de una fantasía con tan
preciosa mujer? Tal vez me invento. Tal vez leo muy bien. Quien sabe.
Que te digo, me encantaría perderme contigo un fin de
semana, eres una diosa espectacular y la gente babea cuando te ve, pero en
vista que nos llevamos algunos años y tienes novio, no calificas para casarse,
sino para un revolcón calenturiento.
Aunque si me sigues mirando y sonriendo así, quien sabe, tal
vez logres domar a la bestia a tal punto de sacar el cachorrito que hay dentro.
Si al final, voy a terminar siendo yo el sufre mamón del Ford Fiesta
Blanco y el jersey amarillo.
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